Esta fecha se conmemora como el último día en que los pueblos
originarios fueron libres. A partir del 12 de octubre de 1492, América
fue sometida a un brutal y sangriento proceso de conquista por la
llegada del colonialismo europeo, autor intelectual y material del mayor
genocidio en la humanidad que se cobró la vida de más de 80 millones de
nativos. Con ese proceso de exterminio en nuestra América, se puso en
marcha un proceso de dependencia que ha sabido mantenerse en la historia
durante siglos y que se ha cargado con la vida de protagonistas, como
Tupac Amaru, Micaela Bastidas, Bartolina Sicsa, Tupac Katari,
Caupolican, entre otros, que se resistieron al sistema impuesto de
muerte y explotación.
Actualmente, nos encontramos en un proceso
que recupera las raíces y que busca rescatar a los pueblos originarios,
reconociendo su existencia previa a la llegada de los conquistadores.
Todo esto es posible gracias al acompañamiento y a la existencia de
gobiernos que imponen su autonomía frente a los imperios en base al
apoyo popular. Estas acciones, que demuestran madurez en las sociedades
americanas, han nacido como resultado de la lucha y la resistencia
frente al neoliberalismo que ha sido instalado en nuestras tierras,
especialmente durante los gobiernos de facto instalados en los '70 y
'80, sumado a la subordinación imperial que se expresó en la década del
'90.
Es preciso remarcar que la lucha es continua y que se
desarrolla día a día ante la persistencia de situaciones de explotación y
exclusión históricas que afectan a los sectores populares y a las
poblaciones originarias. Por eso, es necesario seguir la profundización
en las transformaciones en nuestras sociedades para seguir avanzando en
la recuperación de derechos de los Pueblos que habitan América.
Por
eso no se celebra no se festeja el "Día de la Raza" ni se se celebra el
saqueo, la muerte y la dominación que supuso la llegada de los
imperialistas a tierras americanas. Cada 11 de octubre es una
oportunidad para reivindicar a quienes nos antecedieron en estas
tierras, volviendo nuestra mirada a nuestros pueblos originarios para
entender los vínculos entre culturas diferentes, y para sostener nuestra
lucha ante el sistema opresor que busca reinstalarse, entendiendo a la
revolución como un método de resistencia ante el mismo colonialismo que
supo someter a nuestra tierra y que buscó destruir nuestra historia y
nuestras costumbres.